Contundente. Apabullante. Impresionante. Jonas Vingegaard se parece más de lo que él mismo cree, más de lo que todo el mundo piensa, a Tadej Pogacar. El danés del Jumbo actuó en la subida al Monte Tegra exactamente como lo hubiera hecho su gran rival en la primera llegada en alto de O Gran Camiño. El campeón del Tour dejó la calculadora aparcada y se apuntó el triunfo en la primera etapa que corría en este 2023, sin contar la neutralizada por la nieve este jueves.
Su inicio de campaña no tiene nada que envidiar al del esloveno. Hacía más de 140 días que Vingegaard no ganaba. Lo hizo en octubre en Croacia. Y en Galicia demostró que también tiene mucho gas cuando la carretera se empina. No hace falta que sean el Granon o Hautacam. El danés puede marcar la diferencia en una ascensión de tres kilómetros de longitud y 320 metros de altura.
Fue un ataque violento después que su compañero Staune-Mittet marcase un ritmo potente en las primeras rampas del puerto. Cuando se apartó el joven noruego, de 21 años y de lengua vivaz, aceleró Vingegaard. Faltaban 2,2 km y nadie pudo ni siquiera intentar coger su rueda.
Se marchó para desesperación de Ion Izagirre (Cofidis), Rúben Guerreiro (Movistar) o Langellotti (Burgos-BH). El ganador del Tour del 2022 está en otra dimensión y en buena forma, según se vio. Enseguida tomó 20 segundos de ventaja que fueron imposibles de reducir.
Hasta en el tramo de piedras se le vio fuerte, superando la trampa como si nada, casi sin levantarse del sillín para vestirse de líder. Vingegaard no quiere ser menos. Ni menos espectacular ni menos voraz que Pogacar. Y seguramente lo volverá a demostrar en las dos etapas que quedan en Galicia. A este paso, a los demás les quedarán las migajas.